Y llegó el
Oogie Boogie. Éstos días, en los cuales la blogosfera se ha convertido en un lugar lleno de espíritu navideño, decoraciones varias, regalos, planes, amor, paz y unicornios, yo vengo a
tocar las narices poner la nota discordante.
Que si, que a mi me gusta la Navidad, me encanta. Me encanta ese ambientillo que se crea el 24 y el 25 (recuerdo que yo no celebro Reyes, y luego
pasa lo que pasa), me encantan las decoraciones, ver a los niños ilusionados, las galletas de Navidad. Me encantan las luces y comer castañas en el centro. Me encanta comerme las uvas en Nochevieja, y que mis primas me cuenten que lo han conseguido sin atragantarse. Pero en general, hay cosas que me tocan la moral.
1º Tocamiento de narices: Las aglomeraciones de gente
Me sobran hasta puntos insospechados. De hecho, he bajado 2 veces al centro en diciembre, una para el
II Congreso de Taradas, otra para trabajar. La del congreso no fue tan grave porque con las taradas todo me cae bien, pero la del curro me puso de una leche monumental. Ninguna de las 2 veces he tenido paciencia para pararme a comer castañas. Estoy indignada.
2º Tocamiento de narices: Regalar por regalar
Y no voy a entrar en el tópico del consumismo y los niños de África, porque aunque es absolutamente real y como para pensárselo un rato, creo que ya nos lo sabemos todos. Voy a entrar en la manía familiar (y si no es solo de mi familia, por favor, informadme please) de que hay que regalar por un determinado importe. Como ejemplo, conversación con mi abuela de hace un par de años:
Oma: Que quieres por navidad?
Drew: Un libro
Oma: Pero si eso es muy poco! No quieres ropa? Necesitas unos zapatos
Drew: Ya, pero es que yo quiero un libro.
Soy de opinión que las cosas útiles ya me las compro yo, si alguien me quiere regalar algo, que busque algo que me guste. Ejemplo nº2:
Mi tío saca 2 paquetes envueltos, nos los tiende a mi madre y a mi y nos dice "coged el que queráis". Dentro, 2 libros escritos por 2 autoras españolas. Que si, que nos encanta leer a las 2 y eran 2 novelas buenísimas, pero mi madre es más de novela de intriga y yo en ese momento estaba enganchadísima a un par de colecciones de novela gótica. En fin, que para que pensar, no?
Si de verdad hay ganas de gastar dinero,
Cáritas hace todos los años una recogida de comida que luego se repartirá entre la gente sin hogar, para que ellos también puedan celebrar éstas fechas. Yo he participado varios años y os animo encarecidamente a hacerlo.
3º Tocamiento de narices: Regalar animales
Creo que es otra obviedad, pero por mi que no quede. UN SER VIVO NI SE COMPRA NI SE REGALA. Las perreras están hasta arriba de animales que necesitan un hogar, y en Enero estarán llenas de cachorros que habrán sido tirados (literalmente) a la calle, cuando el niño de turno se haya cansado del juguete nuevo, y ese juguete haya roto un mueble o 2. Ésta época de fiestas y alegría es para muchos una fiesta llena de tristeza por cada animal abandonado o que muere en la calle por la irresponsabilidad del ser humano. Y también de agobio y trabajo, el que supone encontrar una ubicación para cada animalillo que sale de la calle. Queréis ver lo que pasa con un animal abandonado? Mirad a mi pequeña Rei, recién llegada a casa después de acabar en la calle poco después de Navidad. Si os parece un cachorro muy tierno, yo veo a una enana con mucho miedo.
4º Tocamiento de narices: Los petardos
No tienen ni puñetera gracia. Hacen ruido, son molestos y sobre todo son PELIGROSOS. Los daños que puede causar un petardo son inmensos, y no os voy a poner fotos porque me censurarían el blog por gore. Pero volviendo al tema animal, los petardos causan desorientación, estrés, pánico... Hasta el punto de que algunos animales pueden salir corriendo y acabar atropellados. Por favor, pensad en el tremendo pavor que podéis causar y absteneros de tirarlos. La Nochevieja pasada algún niñato tiró un petardo justo cuando yo estaba con Oso en la calle. El perro sufrió un ataque de pánico que le duró más de 2 horas, hasta que le dí una pastilla tranquilizante, y durante cerca de un mes, no se atrevía a salir a la calle de noche. De verdad vale la pena tirar petardos, sabiendo lo que pueden llegar a hacer? Yo éste año, pese a que la Mamá de Lady Marian me ha invitado a pasarme por su casa, me quedaré en la mía cuidando de Oso y acordándome de la madre de todo aquel que se divierta con semejante estupidez.
5º Tocamiento de narices: Los borrachos
Sobre todo esos que salen el 1 de Enero en el Telediario, después de haberse bebido hasta el cubo de fregar. No os dais cuenta de que dais vergüenza ajena? Repetid conmigo: Una copita de champagne, si. Un par de copas, vale. Beberse todo el bar, no. Y conducir después, MUCHO MENOS.
6º Tocamiento de narices: Las luces
Me ENCANTAN. De hecho, me flipa conducir por Madrid viendo lucecitas (sin atascos, please). Pero molan a partir del puente de diciembre. En noviembre son una mierda.
En fin, que no me quiero poner en modo
Scrooge, porque también
me toca las narices la gente que se pasa las fiestas hablando de la falsedad de éstas fiestas, bla, bla, bla. Coñe, un poco más de alegría, que solo es una vez al año!!!
Y una vez habiendo ejercitado mi derecho a la protesta y el pataleo, prometo hacer acto de redención poniendo la decoración navideña. Y vosotr@s, hay algo que no os guste de éstas fechas?
PD: Yo pido a #PapaConcilia que
Conciliación Real Ya siga adelante con sus magnífica lucha y mucho ánimo para todas esas mujeres que se están partiendo los cuernos para poder crias a sus hij@s.
-------------------------------------------------------------------------------------------------------
EDITADO:
Gracias a
Mis Mellis, que me lo ha recordado en su comentario. Porque lo mejor de la historia es que yo realmente venía a hablar de ésto, que es lo que me lleva teniendo cabreada medio fin de semana, y con tanto tocamiento de narices, se me había olvidado.
7º Tocamiento de narices: La comida
Que si, que en éstas épocas se comen cosas muy ricas, que no comemos en otras épocas, etc, etc y bla bla bla. Pero de verdad, no es necesario comer hasta tal punto que tengas que renovar el armario porque no cabes en tu ropa.
Pero lo que realmente me cabrea de la comida de Navidad es que al parecer, también hay que comer cosas porque si. Vamos al lío: No como huevo desde que tengo uso de razón y soy bastante especialita con la carne. De hecho, prácticamente solo como Pollo y Ternera. Hay animales que no como por convicciones morales (como el conejo, o el pato, y eso que el pato me encanta), otros porque no me gustan (el cordero) y otros porque debido a la psoriasis, el médico recomienda que me abstenga (como el cerdo).
Drew: Oma, que hay de cena éste año?
Oma: Asado de cerdo
Drew: Genial, gracias.
Que no es que mi abuela me quiera tocar las narices, es que se decide por consenso familiar, y al parecer al consenso le importa un comino lo que yo coma o deje de comer. Y de hecho, en condiciones normales me daría exactamente igual, porque a mi con los entrantes me vale. Hasta el año pasado, donde por algún tipo de asociación estelar el 80% de los entrantes tenían o Bacon o huevo hilado. Mi abuela, para compensar, me guarda más croquetas que al resto y me pone cerca el cuenco de aceitunas, así que supongo que el que no se consuela es porque no quiere...