Creo que a éstas alturas ya sabéis que Murphy no descansa ni en vacaciones. La verdad es que no me puedo quejar, porque llevaba una temporada dejándome tranquila, de hecho se que os ha estado visitando a algunas de vosotras. Yo ya me andaba preguntando cuando volvería, que estaba tardando y cuanto más tarda, más la lía. Y efectivamente, Murphy volvió a mi.
Lo reconozco, tengo un pequeño problema con las llaves. No soy de las que las pierden, yo soy más de dejármelas en casa o en el coche.. Cuando tienes 14 años no pasa nada, porque generalmente suele haber alguien para abrirte. Cuando vives sola tiene su chispa, porque los perros no abren la puerta, pero gracias a dios tienes cerca a SantaMadre para rescatarte por tu mala cabeza. Pero cuando estás de vacaciones, sola, y nadie tiene copia... NO TIENE NI PUÑETERA GRACIA (o si).
Sábado por la noche, vas a salir a tomar algo. Te duchas, te vistes, te pintas, incluso te pones unos tacones y un escotazo por primera vez en todo el verano. Ésta noche te lo vas a pasar fenomenal, si te descuidas incluso te apuntas a un mojito. Llevas poca batería en el móvil, pero que más da, si nadie te va a llamar y además hoy no estás para nadie (excepto para el Whatsapp). Cierras las puertas de las habitaciones, coges las llaves, abres la puerta de casa, sales, vas a cerrar con llave... MIERDA. HAS COGIDO LAS LLAVES DE LA PISCINA.
En mi defensa diré que las llaves de la piscina estaban colgadas del mismo gancho que las llaves de casa, pero tampoco me vale de nada porque al estar sola, si estaban en el mismo gancho es porque yo las dejé así. Y ese argumento tampoco me sirve para convencer a la puerta, que obviamente sigue cerrada a cal y canto. Y los perros dentro.
Primer instinto: MAMAAAAAAAAAAAAAA. La llamas, básicamente para llorar, porque ella está en Madrid y no te sirve de nada. A los 30 segundos te das cuenta de que teniendo poca batería, llorarle a tu madre no es la mejor opción. Llamas al portero, a ver si tiene llaves, pero son las 12 de la noche de un sábado, y por mucho que sea un número de emergencias, el portero pasa de ti. Llamas a tu abuela, que te confirma que el único que tiene llaves es el portero. Te vas a cortar las venas, aquí no pintas nada, te vas al bar. Con tu mala leche, tus nervios, tus tacones... y tus llaves de la piscina.
El orden de las llamadas a partir de ese momento es caótico. Te dicen que llames a un cerrajero, pero esa misma mañana has leído un artículo sobre una señora que cometió semejante imprudencia y le supuso una factura de 800€, la gente te comenta que por menos de 250€ no encuentras uno ni de broma... Al final le pides a tu madre que pida precios, pero la posibilidad de pedirle a algún cachas que te abra la puerta de una patada empieza a ser cada vez más real. Cuando tu madre te llama y te dice que ha encontrado uno que va por 80€, casi te pones a llorar del alivio.
El señor cerrajero te confirma que viene en media hora, así que tus tacones y tu volvéis pasito a pasito a casa, rezando porque la puerta del portal siga abierta, tal como tu la dejaste. Primer problema, acceder a la puerta del portal: Hay que entrar por el acceso del garaje exterior, es decir, saltar la puerta del garaje para llegar a la puerta del portal y poder abrir el cerrajero (gracias a dios desde dentro puedes abrir la puerta con un botón, porque dudo que al cerrajero le apetezca hacer salto de puerta). Te pones manos a la obra, ni tus vaqueros, ni tus sandalias de tacón, ni el escotazo ni la policía que está en la esquina son un impedimento. Consigues subirte a la puerta. Saltar al otro lado con tacones? Aunque ya te esta doliendo el tobillo que te vas a romper, no pasa nada, tu saltas... y aterrizas como Catwoman. Y la puerta del portal sigue abierta. Chúpate esa, Murphy.
A los 5 minutos llega el cerrajero. Antes de que me lo preguntéis, rondaría los 28 - 30 y si, estaba bueno. Pero como si es el Jorobado de Notre Damme, con tal de que abra rápido... Subís en el ascensor, llegáis al descansillo. Mira la puerta "Es esa?" Si, hijo, si. Se rie, saca una lija, la pasa, empuja... PUERTA ABIERTA. Han sido 30 segundos, pero cuando vi la nariz de mis perros asomar por la rendija pagué los 80€ con gusto. Pasas, coges las llaves, conectas el móvil al cargador y llamas a toda tu familia para confirmar que ya has entrado. Y lo siguiente, el Whatsapp "Chicas, no vais a creer lo que me ha pasado..."
El resto de la noche de copas, bien, gracias. En tu mente, el run run de "Yo me tenía que haber hecho cerrajero, 80€ por 30 segundos". Repetid conmigo y escribid 100 veces: "Nunca tomes las lecciones de Murphy en vano".
Del sábado al lunes, cada vez que sales de casa, miras las llaves unas 20 veces, no sea que te vuelva a pasar. El lunes vuelves a Madrid, y tras mucho recoger, limpiar y ordenar, decides darte el último chapuzón en la piscina. Debe ser que solo tenías mente para eso, o que no tenías muchas ganas de irte, pero el caso es que cuando al cerrar la puerta compruebas que DE NUEVO TE HAS IDO SOLO CON LAS LLAVES DE LA PISCINA ya no sabes si reír o llorar.
Ésta vez no llevas ni móvil, solo una mísera toalla, pero gracias a Dios ahora tienes vecina que te asista. Envalentonada por la hazaña del cerrajero, decides pedirle una radiografía para abrir la puerta tu misma. 45 minutos después, cuando ya incluso te sangra algún dedo, agachas las orejas, reconoces que los 80€ estuvieron bien pagados... Y te resignas a esperar hasta las 5, que es cuando llega el portero y te puede dar su copia de las llaves. Sales hacia Madrid con 3 horas de retraso y con un estrés que te mueres, pero eso solo hace que llegar a tu casa sea incluso más dulce todavía.
En fin, que quien dijo que Murphy descansaba en verano???