Tengo un pasado oscuro. Lo se, todo el mundo lo tiene, pero el mío es del tipo "Darth Vader", oscuro, malo y sombrío. Hace muchos años formé parte de un club inaccesible, incomprendido, misterioso, y que maneja los destinos de muchas mujeres de éste mundo. Durante 9 meses, yo fui dependienta en Stradivarius.
El principal problema que me encontré a la hora de ingresar en semejante oscuro club fue mi fobia a las compras. "Alma de cántaro, si no te interesa la ropa y las compras que narices haces trabajando en una tienda". Todo sea por dinero. Lo se, eso tiene un nombre. Y por las pintas que llevábamos al trabajar, no me extraña que las profesiones se pudieran llegar a confundir. A lo que iba, que aunque no lo parezca, hasta para doblar ropa en una tienda se necesitan conocimientos, y si lo hubiera sabido antes me hubiera ahorrado muchas caras de pez:
Caso 1: He comentado alguna vez que soy muy fan de los vaqueros? De hecho, por entonces era muy difícil verme con otra cosa. Pero un vaquero es un vaquero, por eso me quedé con una cara de flipe total cuando un señor apareció con su hija de unos 12 años y me pidió unos "pantalones de 5 bolsillos". A ver, 1, 2, 3, 4... y dónde narices va el 5º??? Gracias a dios una compañera me salvó del marrón, porque a mi me faltó boquear como un pez fuera de la pecera.
Para éstos casos las dependientas tenemos algo muy chulo y muy práctico, el santo gríal de las dependientas. Es nada más y nada menos que un pinganillo - walkie. Vamos, como un walkie-talkie, pero con un auricular al oído. Eso sirve más que nada para poder comunicarse con el resto de dependientas, como con las compañeras que están en un puesto fijo y no se pueden mover (ejemplo: En fin de semana suele haber una chica en el almacén a la que le puedes preguntar si te quedan tallas de un pantalón sin tener que entrar a por él, o la chica de probadores te puede pedir que le traigas una prenda para alguna clienta que por ejemplo necesite una talla menos). El problema es cuando le empezamos a dar un "uso inadecuado" a los walkies
Caso 2: Martes por la mañana, no hay ni Dios en la tienda, y parece que os han puesto gas de la risa en el sistema de ventilación, porque estáis todas de un chorra que no os aguantáis. Esos días la música está mas baja y en vez de llevar el pinganillo en la oreja, por comodidad (el casco acaba doliendo mil) llevas el walkie con el altavoz puesto. En esto que entra una clienta, y cuando la estás atendiendo con toda tu profesionalidad, se escucha por el altavoz de tu walkie "Mamá Pata a Charlie 5, te mando cargamento de cinturones con Cigueña cabreada" (Traducción: "Menganita, que soy Fulanita, que ahora te lleva Zutanita los cinturones"). La clienta te mira y no sabe si salir corriendo o partirse de la risa.
Caso 3: Sábado tarde, música a niveles discotequeros, pinganillo en la oreja y el volúmen del Walkie a todo trapo. Tu atiendes a una clienta cuando de repente alguien se pone a pedir cosas a grito pelado por el casco. Tu no puedes escuchar a la clienta y al pinganillo a la vez, así que le pegas un manotazo para quitártelo. La clienta te mira raro. Pese a la música se escuchan las voces que están pegando por el walkie. La clienta te mira más raro todavía.
En fin, que pese a todo eso, era práctico, lo prometo.
Puede parecer que trabajar de dependienta es un trabajo fácil, pero poco más y se necesitan estudios de Bellas Artes. Seguro que alguna vez habéis visto esos muebles llenos de camisetas de tirantes, o de lycra, todas iguales pero de un montón de colores diferentes. El caso es que a todos esos colores hay que darles un nombre, a ser posible comprensible para el resto de los humanos (Hablar con una clienta sobre una camiseta en 001 o 007 no tiene mucho sentido. Para quien quiera saberlo, eso en Stradivarius son el negro y el blanco). Conocéis ese chiste en el que los hombres se quejan de que el malva o el salmón no son colores, y que ellos no pueden distinguir más que la gama básica? Yo era así, y de hecho era feliz siendo así. Pero un buen día me encontré distinguiendo perfectamente el "Verde eléctrico" del "Verde hierba", el "Rosa palo" del "Rosa fuerte" o del "Rosa chicle", el "Azul celeste" y el "Azul Medio", el "Amarillo pollo" del "Amarillo claro" y no sigo que me pierdo. El problema es que sigo siendo capaz de hacerlo. Yo, que solo visto de negro, morado, rojo y poco más... Si me han mirado raro cuando he hablado de ésto fuera del "mundo dependientil"? Me han mirado más o menos como estáis mirando vosotr@s a la pantalla ahora mismo (como si os viera).

Que no, que no me he vuelto loca. Os aseguro que no hay narices de aguantar una jornada laboral en una tienda de éstas sin la música a todo trapo. De hecho, recuerdo un día que el CD se quedó enganchado y de repente la tienda se quedó en silencio. Fue como si le quitaras las pilas Duracel al conejito, ahí no había cristo que se moviera.
(Así va una dependienta con música)
El caso es que lo de la música si que tiene efectos secundarios, y no, no es la sordera. Es que puede arruinar tu vida amorosa.
Caso 4: Sales una noche con tus compañeras de trabajo. Os vestís, os ponéis monísimas (que para algo trabajáis en el mundo de la moda, leñe) y os disponéis a pasar una noche estupenda, vais a ser las reinas de la fiesta y vais a arrasar. Lleváis una hora en el bar, bailando como locas, sois las reinas de la pista. De repente, el DJ pone una de esas canciones que suelen sonar en la tienda. Os quedáis paradas, os miráis, os reís, os empezáis a sentir raras. Y de repente os empiezan a salir los "tics", el cuerpo os pide hacer exactamente lo mismo que soléis hacer cuando suena esa canción: La que suele estar en el probador hace gestos con las manos como si estuviera doblando ropa. Las que suelen estar en tienda sienten un irrefrenable deseo de andar (al ritmo de la música, que lo lleváis mejor que la pasarela Cibeles), pero como el bar está hasta arriba apenas pueden dar 3 pasos que se convierten en un movimiento de pies de lo más arrítmico. Os miráis y os descojonais. Así no hay quien ligue.
Y ese es el principal motivo por el que existen las dependientas estúpidas, y es que por desgracia puede provocar que tengas una vida sexual de lo más cutre, y ya sabéis que eso va muy mal para el sentido del humor. Para otro post si queréis hablamos de clientas estúpidas, que ahí también tengo para repartir.