Sobreviví. Por los pelos pero sobreviví. Y PF volvió casa en perfecto estado de forma, y sin daños mentales aparentes. Gracias por las velas, los consejos y los ánimos, me vinieron muy bien.
Cosas que salieron bien:
- El despegue del vuelo de ida, bebé a la teta sin llorar, y poco después se durmió durante unos 45 minutos.
- Ponerme y quitarme el Mei Tai sola 500 mil veces sin que se me caiga el niño o sacarle un ojo a alguien
- El paracetamol que me pasó el azafato del vuelo de ida.
- Los taxis. PF no lloró en NINGUNO. Teniendo en cuenta que en último estuvo más o menos una hora (de Basel a Zürich) es todo un milagro.
- Sacarme la teta de mil formas y maneras y que nadie se sorprendiera o comentara.
- El hotel. PF fue feliz jugando en el suelo de moqueta. Yo conseguí ducharme no una si no 2 veces mientras el dormía plácidamente, e incluso me sequé el pelo con secador por primera vez en 6 meses.
- La cena. Me lo pasé genial, PF jugó en su trona, y aunque se despertó varias veces en general se portó estupendamente. La verdad es que se adapta a todo, bendito niño.

- El paseo de ida y vuelta al hotel, no me perdí y me encantó lo que vi. Pasear por ciudades que no conozco es una de las cosas más chulas de esta vida.
- El pedazo de desayuno que me subieron a la habitación.
- PF tranquilo durante casi todo el día, paseando de mano en mano, en el Mei Tai, en el carro... Incluso se durmió media conferencia.
- Lo estupendamente bien que me quedaba el vestido que me puse.
- La charla que Helen, autora del blog
The flaky fashionista dio sobre el día a día de un paciente con psoriasis. No pude parar de reir.
- Rick Guidotti de
Postivie Exposure, y Louise de Novartis. Gente maravillosa de la que ya os hablaré.
- Volver a una reunión de Social Media 3 años después.
- La señora que me paró en el aeropuerto de Zürich y se ofreció a ayudarme con el enano. Incluso jugó con el un rato para que yo descansara los brazos, y me ayudó con las bolsas. Un monumento le ponía, que cielo de mujer.
- El señor que iba a mi lado en la vuelta y que rechazó un cambio a primera porque "el también tiene hijos y sabe lo duro que es viajar con ellos". Finalmente si que se cambió, pero para dejarme el asiento de al lado libre y tener más espacio.
- Que PF se durmiera a mitad del vuelo de vuelta, y se despertara al día siguiente.
- Los pasajeros que, ante mi cara de "me quiero morir del cansancio" vinieron a decirme lo bien que se había portado PF aunque llorara al principio.
- Tarek y SantaMadre en el aeropuerto.
- La sensación de haber hecho una actividad para adultos aunque fuera solo durante 36 horas.
Echaré de menos Basel...
Cosas que salieron como el culo:
- Salir pitando y que se me olvidara el sandwich para comer algo en el avión.
- Que pudiendo tocarme al lado cualquier señora mayor que me contara todas sus batallas de cuando sus hijos eran pequeños (creo que en esta situación me hubiera tragado todas), me tocara un pobre hombre que iba en viaje de negocios (y que le echó mucha filosofía, educación y paciencia al asunto) y una rubia oxigenada que tardó exactamente 3 segundos en pedir un cambio de asiento. Mi mirada suplicante fue lo que acabó ablandando al azafato.
- Cual es el mejor momento para que un bebé cague? Da igual, siempre y cuando sea antes de aterrizar. Cambiar un pañal de caca en un avión debería considerarse deporte olímpico.
- PF llorando a voces al aterrizar. No quiso teta.
- Salir tarde del hotel y que no me diera tiempo a bajar a ver el río antes de ir a la cena.
- Distraerme con la ducha, el desayuno, y la maleta (porqué coño deshice la maleta el dia anterior??? En que estaba pensando????) y salir tarde del hotel.
- Verme fuera de algunas conversaciones, y tener la sensación de que el motivo es el bebé que llevo colgando.
- Que PF se pusiera a llorar como si le fuera la vida en ello 5 minutos antes de que llegara mi turno en la conferencia. Un monumento a Rick y Louise por encargarse de él.
- Perder el tren a Zürich porque ningún taxi tenía asiento para PF. Finalmente encontramos uno que me llevó al aeropuerto directamente (1 hora de viaje), pero teniendo en cuenta lo que vino después, casi fue lo mejor.
- La amable señorita de Iberia que facturó mi equipaje en el aeropuerto y que no solo me obligó a facturar el carrito (en ese momento yo estaba agotada y PF necesitaba sentarse y jugar, no ser porteado), si no que no tuvo mejor idea que sentarme en el centro de una fila de 3. Los azafatos fliparon cuando lo vieron.
- Quitarme y ponerme el Mei Tai n-mil veces, una de ellas en el servicio (mojado) para cambiarle el pañal a PF. Yo ya no tenía paciencia ninguna.
- Salir del baño y encontrarme, en un lateral de las facturaciones, a 4 tios y una azafata dando vueltas al rededor del chasis de mi carro. Descubrir que son tan listos que lo han abierto y ahora no saben como cerrarlo. Fui a solucionarles la papeleta por la cuenta que me trae, pero me gustaría saber que narices hubieran hecho si no llego a pasar por allí. Si no me hubieran obligado a facturarlo, eso no les pasa...
- Acabar sentados en el suelo delante del embarque porque no hay fuerzas para ponerme a buscar la zona familiar del aeropuerto.
- La más de media hora de cola que me tragué para sentarme en el avión. Y el pobre PF pegando voces porque tenía hambre.
- El IMBÉCIL REDOMADO que me soltó eso de "espero que el niño no se tire así todo el vuelo"
- PF protestando porque quiere dormir. Yo intentando tumbarle, calmarle, que no le diera la luz en la cara... Y la señora de detrás haciéndole monerías el niño, que obviamente acabó tan pasado de vueltas que parecía que alguien le había dado cocaína. Los azafatos me salvaron la vida mandándome a la parte de atrás del avión con las luces apagadas, pero... sin Mei Tai no hay huevos de dormirle. Volví corriendo a por él, y para atármelo tuve que dejarle en el suelo porque no había otro sitio. Quiero una emeibaby ya.
- Esa sensación de querer sentarme en el suelo y llorar
- El pedazo de moratón que tengo en la pierna y que desconozco como narices me hice
- Las agujetas que todavía arrastro en espalda y brazos.