Post que prometo colgarme en la nevera para releerlo cada vez que me vuelva imbécil y pierda la cabeza de nuevo. Porque si, las 3 cosas pueden tener muuuuucho que ver y darte una noche complicada, muy complicada.
Pese a que estoy con el monotema embarazo, a este blog le faltan muchos post típicos de un blog de maternidad (está claro que yo lo intento pero no llego). Uno de ellos es el post hablando de la estresantísima labor de comparar carrito / cuna / elija usted el producto carísimo que le apetezca / y su posterior compra. Tiene un motivo simple: El 90% de las pertenencias de PF son heredadas, es decir, tengo lo que me han dado, punto. Que si, que a toda madre que se precie le gustarán las compras y elegir todas las posesiones del futuro churumbel, no lo voy a negar, a mi también me hubiera hecho ilusión en alguna ocasión. Pero de esta forma no solo me he ahorrado mucho dinero, sobre todo me he ahorrado muchos quebraderos de cabeza. O no.
El tema carrito, cuna, y cosas de lactancia y porteo os lo cuento otro día, porque vale la pena (lo de la cuna estoy intentando que os lo cuente Tarek, que para algo la ha hecho él, pero de momento no hay manera). Hoy el tema que nos ocupa es el tema ropa. Tengo unas 10 cajas de ropa y lo único nuevo que tiene PF es un body y 3 pijamas, así que creo que podemos autoproclamarnos los reyes del reciclaje. O que narices, las personas con más suerte del mundo, porque toda esta ropa no viene solamente de familiares, es que las geniales
Cris y
Madi me han pasado cosas chulísimas que estoy deseando poner a PF. De nuevo desde aquí, gracias chicas. El resto es la ropa que mis 5 primos (todos más pequeños que yo, con edades entre los 18 y los 10 años) fueron acumulando durante su infancia.
Allá por Diciembre empezamos con la tarea "subir cajas a casa de mi abuela - clasificar cajas - lavar contenido - planchar contenido". La cosa empezaba bien, Tarek y yo subíamos las cajas. Cuando llegaba el punto "clasificar" ya la cosa se complicaba: Yo no se si a otras mujeres se les desarrolla un gen del que yo carezco (empiezo a sospechar que es así) pero aquí los padres primerizos eramos incapaces de distinguir qué era útil y qué no, la talla, e incluso si sería adecuado para la estación en concreto o no. Mi abuela decidió encargarse ella misma, y se clasificó, lavó y planchó unas 5 cajas de ropa. Olé por futura Frau Bisabuela.
Llegó el día en el que me traje las cosas a casa. El siguiente paso pintaba fácil: Organizar la ropa en el armario y la cómoda, por tallas y estaciones, y bajar el resto al trastero. Tras 10 minutos mirando las cajas con cara de pez, reconocimos lo evidente: Necesitábamos ayuda. No hay problema, mi tía, que además era la dueña del 80% de la ropa, vino rauda y veloz a mi casa y me colocó todo en apenas 1 hora. Mientras yo, sentada en la cama, la miraba con cara de enterarme muy mucho de lo que me iba contando y tomando nota mental de lo que iba a necesitar, como y porqué. En mi defensa diré que la tía iba rapidísimo y que para ella, que tiene 3 hijos, todo lo que a mi me sonaba a chino era lo más normal del mundo.
Resumiendo, allá por Marzo yo tenía una cómoda y un armario con toda la ropa de PF colocadita, ordenada y lista para ser utilizada. Y como mi abuela me advertía cada vez que yo desviaba los ojos hacia cualquier catálogo "
ni se te ocurra comprar nada, que tienes de todo y hasta te va a sobrar".
"Ya Oma, pero es que a mi me gustan los baberos con mensajes chulos y todos los vuestros son de encaje" TE AGUANTAS
"Ya Oma, pero es que me gustaría comprarle algo un poco más moderno" TE AGUANTAS (aquí es cuando me acordaba de nuevo de la ropa de
Cris y
Madi y daba gracias 800 veces, porque me han pasado cosas chulísimas)
"Ya Oma, pero es que me gustaría que tuviera al menos una camiseta comprada por su madre" TE AGUANTAS, NO GASTES EN CHORRADAS.
" Ya Oma, es que hay mucha a partir de los 6 meses - 1 año, pero yo tengo la sensación que de recién nacido apenas hay nada" NO DIGAS TONTERÍAS MUJER, QUE YO HE PLANCHADO MUCHOS BODIES PEQUEÑOS Y SEGURO QUE TIENES.
Y yo agaché la cabeza y me lo creí, y de vez en cuando abría los cajones, veía ropa (ni puñetera idea de si eran bodies, pijamas, u objetos de tortura) y pensaba que si, que había suficiente, y que en algún momento y seguramente por ósmosis, yo haría un inventario mental de lo que había en esa cómoda y sería capaz de vestir a PF sin ningún problema, seguramente ayudada por el gen maternal que para ese momento ya se me habría desarrollado. Lo se, lo se, pintaba desastre.
Llegó abril. Y Tarek empezó a decirme que en su opinión, sería una buena idea empezar a hacer la maleta del hospital. Si, esa maleta que según todas las webs de maternidad, una buena madre previsora debería tener hecha desde el 7º mes. Yo estaba de 36 semanas y la maleta era como esa bestia negra a la que no me quería enfrentar, mientras que mi marido me miraba con ojos espantados, balbuceando algo sobre que me iba a poner de parto y el no iba a poder hacer la maleta solo. Luego decís que yo soy optimista, pero no me neguéis que en este caso, él lo ha sido bastante más que yo. Pobrecito, no sabía donde se metía.
Me lancé cuando me entró el síndrome del nido. Durante Semana Santa y los días posteriores me dediqué a ordenar, planchar, comprar y organizar todo aquello que pensaba que podía necesitar. Carritos no habré comparado, pero compresas y ropa interior desechable, unas cuantas. Al final me hice con lo que yo pensaba que era necesario, me senté en la cama con la maleta delante, abrí el cajón... y la líe.
Empiezo a sacar bodies.
"Tarek, esto es muy pequeño"
"Tarek, esto es muy grande"
"Tarek, esto no le cabe ni ahora"
"Tarek, esto es de manga corta y necesitamos algo de manga larga"
"Donde coj$%·nes están los bodies de manga larga????"
"Y para las piernas? Estos son los únicos pantalones que tenemos?"
"Como narices adivino la talla del pantalón si las etiquetas están cortadas???"
"Tarek, vamos como el culo de ropa de recién nacido"
Y ya no hubo más frases porque me fui al salón. A llorar.
Era incapaz de calcular a ojo la talla que usaría mi hijo. Todo me parecía muy abrigado o muy fresco. De 5 gorritos, estaba convencida de que solo le iba a valer uno. No tenía manoplas. No tenía ni puñetera idea de qué meter en la maleta. Solo sabía una cosa: Solo la peor madre del mundo sería capaz de bloquearse de semejante manera al hacer una maleta de hospital. Y esa era yo. Llorera monumental. De 45 minutos como 45 soles, mientras que lanzaba SOS por Whatsapp a madres con más solera (y más genes maternales, eso sin duda) que yo. Las pobres flipaban y yo no las culpo.
Finalmente, entre las madres con solera,
mi doula y una buena noche de sueño, mis hormonas volvieron a su ser, y conseguí hacer una maleta a nuestro estilo. Esto se traduce en
1. Coger varios bodies de tallas variadas y chulos de la muerte y rezar porque alguno le valga. Guapo va a estar, eso seguro.
2. Comprarle 1 body talla 1 mes para la primera puesta. Lo primero que se ponga se lo han comprado sus padres, hombre ya!
3. Comprarle 3 pijamas en Kiabi
4. Decidir que si con eso no llegamos, ya lanzaremos un SOS y pediremos que nos traigan ropa al hospital.
Y solucionado. 1 mes, varias tiendas (necesitamos 2 para el bodie y 4 para 3 míseros pijamas) 45 minutos de lágrimas y 300kg de paciencia de Tarek después, tenemos la maleta hecha. Somos la leche.
CONCLUSIONES:
1. Familiares y amigos: Sabemos que hemos dicho que no queremos visitas en el hospital. Pero por si acaso, tened el móvil encendido.
2. Si alguien alguna vez me ve llorando por una chorrada como un piano, solo tiene que decirme la palaba "maleta". Automáticamente recuerdo lo mal que me sientan las hormonas y poco a poco vuelvo a mi ser.
3. Por si alguien se lo pregunta... 40+2 y seguimos en casa. Nada que decir al respecto, que bastante cabreada estoy ya.