Al final me van a expulsar de la blogosfera por revelación de secretos. Queridas madres blogueras, se que en los últimos meses he tenido que reconocer varias veces que en algunos asuntos no os había creído y teníais toda la razón. Pero esta vez os he pillado. Hay cosas que parece ser que se guardan en secreto, no se si en plan "novatada" para las nuevas madres. Podemos llenar miles de post sobre pañales y sueño, pero las cosas puñeteras de verdad nos las guardamos como si fuera el número ganador de la lotería. Ya lo descubrí en su día con el tema del gasto en pilas, y vale, tuvo su gracia. Pero esta, esta me ha dolido, estas cosas no se hacen.
Lo dicho, podemos estar hablando hasta la saciedad de la falta de sueño, de lo mal que se pasa con los despertares nocturnos, de las ganas de volver a dormir del tirón. Y si no es del sueño, hablamos de cambiar pañales y de todo lo que conlleva. Pues muy bien, hoy vengo a confesarme: Me da exactamente igual cambiar pañales. Llevo unos 15 años recogiendo cacas de perro del suelo, os aseguro que los pañales son un mal menor. En cuanto al sueño, quitando un par de semanas que PF me despertaba cada hora, lo de no dormir no lo llevo tan mal. La siesta del mediodía ayuda mucho, la verdad.
Mi terror es otro totalmente diferente. Uno que comenzó en el hospital, tuvo su punto álgido en un paseo en coche y que me trae por la calle de la amargura cada semana más o menos. Cada vez que me toca pasar por ello tengo que respirar, armarme de paciencia y encomendarme a un par de santos. Si, eso de cortarle las uñas a PF lo llevo fatal.
Sara M. tenía razón, lo de las manoplas era una soberana estupidez. Si a PF los patucos le duraban exactamente 30 segundos antes de que los lanzara por la habitación con una patada voladora, lo de las manoplas ya era impensable. Yo me consolaba diciendo que tampoco tenía las uñas tan largas, pero al cabo de 24h PF ya tenía varios rasguños en la cara. Lo intenté en el hospital, pero solo conseguí cortar la uña de un pulgar antes de cagarla, que PF protestara, yo me muriera de miedo y dejáramos la operación para otro momento.
Ese otro momento llegó en casa, cuando el tema ya pasaba de castaño a oscuro y ya había alguna heridita haciendo acto de presencia. Cogí las tijeras, respiré hondo y me puse al lío. 10 minutos después, yo me sentía como una auténtica heroína tras un resultado claramente satisfactorio. Ilusa...
Juro que apenas habían pasado unos días, quizás una semana. Era un trayecto en coche muy cortito, apenas 5 minutos, y estaba a mitad de camino cuando PF se puso a llorar como si no hubiera mañana. Intenté guardar la calma, y menos mal que la guardé, porque os aseguro que me hizo falta cuando abrí la puerta del coche y me encontré a mi pobre bebé de apenas 5 semanas manchado de sangre desde el ojo hasta la mejilla. Se había arañado el párpado y eso sangraba una barbaridad, aunque el corte en si no era casi nada. En ese momento juré que nunca jamás volvería a permitir que esas uñas crecieran ni un milímetro más de lo necesario.
En mi defensa diré que no es que se las cortara mal, es que quedaron algo irregulares y con pasarles una lima quedaron perfectas. Pero el trauma ha quedado, y en cuanto veo que se echa las manos a la cara y que queda alguna marquita roja por leve que sea, empiezo con la cantinela.
Yo a mi misma: "Tengo que cortarle las uñas"
Esa misma noche: "No le he cortado las uñas. Soy lo peor y no se organizarme"
Mañana siguiente, Tarek me mira: "Nena, tenemos que cortarle las uñas"
Drew en modo borde: "No tengas morro y dilo bien: Drew, córtale las uñas. Porque está claro que tu no te vas a acercar a las tijeras ni por todo el oro del mundo, verdad?"
Tarek, aliviado porque he pillado el concepto: Efectivamente. Drew, córtale las uñas.
Y ahí estoy yo, sola ante el peligro, con unas minitijeras azules y blancas, sujetando la manita de PF e intentando que no la mueva como el gato chino ese de las narices.
Ahora me diréis que la solución es fácil. Si, se que el truco está en esperar a que esté dormido. Pero resulta que PF nació con sensor de movimiento incorporado, y parece que le saltan todas las alarmas como le muevas en la dirección equivocada. Resumiendo: Que por nuestra salud mental, la salubridad de nuestra casa, mi vida laboral y la continuidad de este blog, no hay huevos. Preferimos que siga durmiendo, no vale la pena que se despierte por unas míseras uñas.
Hasta ahora la cosa no ha ido mal, y con mayor o menor paciencia consigo un corte de uñas en condiciones, sin que PF salga lesionado y con mi tensión arterial sin pasar la línea roja del infarto. Ayer incluso me saqué el nivel experto y me puse con las de los pies. Poco más y me saco el carnet de microcirujana.
Resumiendo queridas madres expertas, os he pillado. Podéis seguir hablando de pañales, de noches sin dormir y de dramas varios, pero yo lo tengo claro. Lo más duro de la crianza es cortarle las uñas a un bebé. Y sospecho que con la edad, empeora. Embarazadas del mundo, estáis avisadas. Mi consejo? Conseguid que se lo haga una enfermera en el hospital, os dará un par de semanas de paz...